Aquí os dejo el capítulo 10, esperando que os guste. La historia (a mi parecer) es ahora cuando se va complicando, tanto para escribir, como para adivinar qué pasará jajajaja.
Espero que disfrutéis con el capítulo. ^^
Elanor hacía
el último turno aquella noche. Mientras esperaba el amanecer, sacó la hoja de
cristal que Calawe le había dado. “Enséñaselo.
Le ayudará a seguir adelante si ha perdido la esperanza.” Eso había dicho
Calawe. Elanor no sabía qué significaba aquella hoja, no sabía su historia,
pero notaba que era algo importante, de fuertes sentimientos. Aprovechó el
escaso tiempo que quedaba para el amanecer pensando en su padre. Hacía más de
una semana que habían abandonado la Ciudad, y apenas tenían pistas de su
paradero.
El primer rayo
del sol le dio en la cara, despejando su cabeza de pensamientos. “Se acabó la
tranquilidad. Buenos días, mundo”-pensó Elanor mientras se levantaba, no había
tiempo que perder.
-¡Arriba,
dormilones!-les dijo para despertarles, y al ver que no le echaron cuenta,
comenzó la ronda de sacudidas y pataditas para que se levantaran.
-¿Cuál es el
plan de hoy?-preguntó Escorpio refregándose los ojos para despertarse.
-Tenemos que
seguir hacia el noroeste.-le respondió Nantan.
Y antes de que
cualquiera dijera algo más, Elanor comenzó a subir a la cima de un árbol.
-¡Tenemos
suerte!-les gritó desde allí arriba- La luna aun está fuera, como si quisiera
ayudarnos.-bajó deslizándose un poco por el árbol- Adelante, es por ahí.
Mientras
comenzaban a caminar hacia donde marcaba Elanor, en el Árbol de los Odreucer,
aunque ellos no lo supieran, la conversación iba sobre ellos y justo cuando el
cielo perdía el color rosa del amanecer, una pequeña lucecita, amarilla como el
oro, salió volando de él.
Claro que los
chicos no sabían nada de aquella lucecita que, demasiado recto para ser
casualidad, iba en su misma dirección; hasta que se adentró en los árboles y la
vieron aparecer delante de ellos.
-¿Se puede
saber qué es eso que está ahí alante?-preguntó Hassio parando en seco.
-Parece una
luz. Quizás es una luciérnaga perdida.-dijo Escorpio encantada.
-No quiero ser
aguafiestas, pero es muy grande para ser una luciérnaga. Además está quieta, no
vuela en círculos como si estuviera perdida.-le respondió Elanor.
-Chicas…
mirad.
Mientras ellos
hablaban, la luz había ido creciendo, y seguía haciéndolo, como se había dado
cuenta Nantan. Los chicos tuvieron que cerrar los ojos de tanta luz, y cuando
los abrieron, no vieron aquella pequeña lucecita, sino a una chica más o menos
de su edad, con el pelo tan rubio que parecía brillar y adornado con una
azucena blanca.
-¿Qué eres y
qué quieres?-escupió Hassio, poniendo un brazo por delante de Escorpio en un
además defensivo.
-Que poca
educación, ¿no?-dijo la chica con una voz dulce como la miel- Más bien soy
“quién” y no “qué”. Pero te contestare de todas maneras. Soy Breena, y como
veis, o no, no sé nada de la visión de los humanos,-dijo más para ella que para
el resto- soy un hada.-de repente irguió unas alas casi transparentes que tenía
en la espalda.
-¿Un
hada?-preguntó Nantan- ¿De las que vuelan y cuidan las plantas y todo eso?
Creía que eran diminutas.
El hada se rió
con una risa cantarina.
-Ya ves que
no. Podemos menguar hasta gotitas de luz, que es como me visteis antes, pero
este es nuestro tamaño real.
-¿Y qué haces
aquí? Aun no has contestado a eso. -Elanor intentó que el comentario sonara lo
menos descortés posible, pero aun no se fiaba del hada.
-Me envía
Calawe -respondió Breena-, ellos no pueden ayudaros, pero sí es un ser del
bosque el que os persigue, ¿quién mejor que un ser del bosque para
ayudaros?-terminó el comentario con una sonrisa encantadora.
-¿Cómo sabemos
que dices la verdad?
-¡Ah, cierto!
Que tonta soy, Calawe me dio esto.-contestó dándoles un pergamino.
Era sin duda
de Calawe y confirmaba la historia del hada. Decidieron fiarse de Breena.
-Bien-dijo
Breena, que mientras ellos leían la carta había estado jugueteando con unas
ardillas-, vámonos. Os ayudaré, conozco este bosque como la palma de mi mano.
Tras un rato
de camino, Escorpio se adelantó y comenzó a hablar con el hada.
-¿Creéis que
de verdad podrá ayudarnos?-preguntó Elanor en voz baja a los chicos.
-Se le ve muy
inocente. Pero creo que sí.
-Escorpio
también parece mu’ inocente y es demasiao’ espabilá’.-Y dicho esto, Hassio se
adelantó hacia Breena y Escorpio, y le cogió la mano a la arobrea, que le miró
y le sonrió.
-Parece que al
final entre esos dos sí que había algo.-comentó Elanor.
-Parece que
sí, al final de parejitas.
-Supongo.-le
contestó la chica con una risa. ¿Acaso había insinuado algo?
-Breena,-la
llamó Nantan para que se girara- ¿por qué no nos cuentas qué seres hay en el
bosque y sus costumbres?
-Encantada.-contestó
la aludida sonriendo.- Tenemos las hadas, que cuidamos del bosque y de los
animales, hay pequeñas sirenas en los lagos y ríos más grandes…
“Conozcamos a
nuestro enemigo.”-pensó Elanor mientras el hada hablaba.-“Ya vamos, papá.
Estamos de camino. Cada vez estamos más cerca. Aguanta.”
Y así
siguieron su camino, en lo que parecía una paz aparente entre dos tormentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario