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jueves, 30 de enero de 2014

Capítulo 5

Hoooola :) Siento haber tardado tanto en subir otro capítulo, sinceramente, se me fue el santo al cielo y al final acabé escribiendo esta tarde. Este capítulo me ha quedado una mijita más largo, a ver si así os compensa un poquito. Espero que os guste, la cosa ya sí que se pone interesante. Gracias por leer ^^





Amanecía el quinto día que llevaban fuera de la Ciudad, con la misma perspectiva del día anterior. Aún así, todos se sentía mejor después de una noche de historias y de sueños mágicos. Y una de nuestras viajeras, tenía un trocito de la hoguera de anoche en el corazón. Y es que ella había tenido lo sueño más mágico de todos.

-Elanor, criatura, despierta. Despierta, que te estamos esperando. Sabes dónde, sabes cuándo. Crees saber el por qué. Ven a descubrirlo. ¿Te atreves? ?¿Te atreves a encontrar a tu padre? Dices que sí pero antes tendrás que encontrar a otra persona...¿Y de encontrarte a ti misma?
Elanor despertó de golpe.
-¿Quién eres?¿Dónde estás?-dijo mirando a su alrededor. Pero no había nadie. Solo estaban sus compañeros de viaje, profundamente dormidos.-¿Quién ha dicho eso? No te vayas, vuelve, no me dejes así...
Y por toda respuesta, escuchó el susurro de las hojas y una suave melodía en un idioma desconocido. Aunque más tarde cuando se volvió a dormir, pensó que pudo ser el viento.
No sabía lo equivocada que estaba.

Y aquel amanecer, solo ella estaba despierta, subida a un árbol para poder ver el sol salir. Como le gustaba ver la cara del sol recién despierto y aún así irradiando calor como si fuera mediodía. Recogió un rayo de luz con sus manos y luego se las llevó a la cara, como el que se lava el rostro con agua.

-Definitivamente, si te lavas la cara con luz, estás más loca de lo que pensaba, chavala.-dijo Hassio desde abajo meneando la cabeza.
-Buenos días Hassio.-dijo Elanor tomándoselo como una broma.
-O me ayudas a despertar a estas marmotas, o nos quedaremos aquí to'l día.
-Ya bajo, ya bajo. Lo tranquilo que eres a veces y lo impaciente que estás hoy.

Cuando despertaron a aquellas dos 'marmotas', el sol ya estaba lo bastante alto como para continuar su camino. Se aseguraron de que las brasas de la hoguera estaban bien pagadas, y recogieron los carbones que podían servirles de nuevo, era raro que los carbones siguieran sirviendo tras haber estado medio encendidos toda la noche, pensaron. Lo que no sabían es que alguien los había apagado hacía ya muchas horas.

-Esto se esta volviendo alarmante.-dijo Escorpio mientras miraba su cantimplora.- ¿A alguien le queda agua bastante para todo el día de hoy?-el resto negó con la cabeza.-Pues tenemos un pequeño gran problema.
-A ver, dejadme que mire.-dijo Nantan mientras extendía el mapa sobre una roca.- Según esto... estamos aquí, y debería haber río un poco más al norte.
-El norte está por allí.-dijo Elanor señalando con la mano.
-¿No habéis aprendio' que los ríos que dice ese cacho de papel no están?
-Nantan, ¿hay algún lago cerca?-preguntó Escorpio con una rara expresión.
-Pues... Sí, mirad. Hay un lago, aunque un poco lejos, al oeste. Si nos damos prisa llegaríamos al atardecer o así.
-Un lago no puede desaparecer tan fácil como un río, ¿no?-dijo Elanor con una sonrisa.- Escorpio, ¿por qué has preguntado lo del lago?
-No, no, no es nada, pura casualidad.-comentó la chica con una sonrisa fingida.
-A mí tú no me engañas, princesita. Sabes algo del lago, ¿eh?-insinuó Hassio con bastante mal tono.
-A mí no hace falta que me hables así, macarra de barrio.
-¿Pero sabes algo o no?
-Sí, Nantan, se podría decir que sé algo.-dijo la arobrea suspirando.- Os lo cuento si no os reís. Esta noche he tenido un sueño un poco extraño. Y salía un lago. Un lago con una cascada y un montón de plantas alrededor. Y lo curioso de todo, es que había un árbol que crecía dentro del agua. No me miréis así, no estoy loca, era solo un sueño. Simplemente pensé que podríamos probar suerte, quizá signifique algo...
-Hombre por probar no se pierde nada y dudo que el lago también esté mal ubicado. Pero hacedme un favor antes de irnos, ¿vale? Dejad de pelaros un ratito, que desde que os despertáis estáis de broncas.
-Lo intentaré Elanor, pero empieza él.
-¿Quién empieza, señorita canosa?
-¿Veis? ¡Ya estáis otra vez!
-Lo siento...-dijeron los dos a la vez, aunque con una mirada de odio entre ellos.

Esto de los sueños me parece demasiada casualidad... Debería estar pendiente de cualquier cosa. El bosque debería ser mi elemento, ¿por qué estoy tan perdida? Es como si hubiera algo más, algo que la naturaleza no quisiera que viéramos, algo que se esconde... Pero, ¿qué? ¿Será verdad la historia de Nantan? Quizá es por eso lo de los sueños... Hay demasiada vida y demasiada magia en este bosque para ser una cosa al azar. ¿Estaremos siguiendo las pistas que ellos nos van dejando...? No creo, me estoy volviendo un poco paranoica.”

Y con estos pensamientos, Elanor y los demás se encaminaron hacia el lago. Y a pesar de todas las pistas, ninguno esperaba ni creía en realidad lo que pronto iban a descubrir.


-¡Mirad!¡Es el río! ¡Está aquí!-gritó Nantan mientras se desviaba un poco a la derecha.
-¡Entonces el lago tiene que estar cerca!¡Vamos! ¿A qué esperáis?-exclamó Escorpio mientras corría hacia el río.
-¡Espera, Escorpio!-dijo Elanor entre risas corriendo detrás de ella.
-Miralos a to's que maduros.-habló Hassio, más para sí mismo que para los demás, y comenzó a reir.

-¿Seguro que son los elegidos? Son casi unos niños.
-Creo que tienen tu edad, no los subestimes.
-Sí pero ellos no están preparados para esto.
-¿Cómo estás tan seguro?¿Ahora eres adivino? Dejemos que la historia siga su curso...

Allí en la orilla del río, rellenaron sus cantimploras y recogieron frutas y plantas de agua y todo lo que vieron comestible para el almuerzo. Y para tener provisiones. Daba gusto volver a almorzar como si estuvieran en casa, con comida bastante. Incluso pescaron algún vez. Todos volvían a estar de buen humor. Hasta Hassio y Escorpio discutían menos de lo habitual, ya fuera por la reprimenda de Elanor, o por tener la barriga llena.
De tan buen humor y tantas bromas y risas, que cuando se dieron cuenta, se les echaba el tiempo encima. El sol ya estaba bajando más de lo que ellos querrían.

-O nos damos prisa, o montamos el campamento aquí, ¿qué hacemos, chavales?
-Tenemos que ir al lago. Por favor. Tenemos que llegar al lago.-dijo Escorpio poniéndose de pie al instante.
-¿Por qué tanta ansia?-pregunto Nantan.
-Si ha soñado con el lago será por algo, ¿no?-contestó Elanor a su pregunta.- Quizás deberíamos ir.
-Podría ser que lleves razón...
-¿Pues a qué esperáis? Vamos vamos vamos.
Y con estas palabras, la joven arobrea se fue sin apenas ni esperar a su compañeros.
Escorpio fue todo el rato unos metros por delante de ellos, lo bastante para que pudieran verla y seguirla y para meterles prisa.
Los otros tres iban sin demasiada prisa, aunque si iban muy despacio perdían de vista a la arobrea y tenían que correr un poquito para no perderla. Iban los tres hablando, sin echar apenas cuenta al paisaje, cuando vieron a Escorpio frente a ellos, pálida, mirando hacia un punto fijo. Se giraron a mirar lo que ella veía. Ahí estaba. El lago.

En gran lago casi perfectamente circular, con una alta catarata a lo lejos que caía desde unas rocas enormes. Seguro que desde allí arriba se podía ver todo el bosque. Toda la orilla del lago estaba llena de plantas: flores que llegaban hasta las mismas aguas, árboles de todo tipo, arbustos grandes y pequeños, enredaderas y plantas acuáticas... El azul limpio, profundo como sacado del tiempo más remoto y a la vez suave como el color del cielo, contrastaba con la amplia gama de verdes. Y justo en el centro de las aguas, tal y como Escorpio soñó, un gran árbol. Un árbol enorme, como si llevara allí creciendo desde el principio de los tiempos. Porque no era un árbol caído ni un árbol muerto, no. El árbol nacía allí dentro, como si hubiera estado allí y luego hubieran llenado el lago a su alrededor. ¿Qué como no se ahogaba por el exceso de agua? Esa misma pregunta se hicieron los cuatro chicos, mientras quedaban embobados viendo aquella naturaleza llena de vida. Se prodría escuchar el crecer de las plantas allí, con tanta armonía y silencio.

Solo Elanor rompió el silencio propio de la naturaleza, dejando escapar casi con un suspiro sus pensamientos:
-Es tan...
-Increíble.-murmuró Hassio.
-Asombroso.-susurró Escorpio.
-Magico.-dijo Nantan.
-Perfecto.-termino Elanor su frase con los ojos bañados en lágrimas.

-Me alegro de que os guste.-dijo una voz desde sus espaldas. Una voz casi como el viento entre las ramas de los árboles.- Soy Tacabo y en nombre de todos, os doy la bienvenidas, habitantes de la Ciudad.

Los cuatro se giraron asustados, y vieron a un chico, que tendría más o menos su edad, pero no era como ellos: tenía la piel parduzca, casi con tintes verdes y el pelo oscuro que le caía sobre los ojos grises. Sí, era un humano, no era ningún personaje de leyendas, pero no era un humano igual que ellos. Era diferente.

-¿Quién eres tú? Te aviso que tengo mu' malas pulgas si me cabreo, ¿eh?-le gritó Hassio preparándose para pelear.
-No será necesario. Siento si os he asustado, no era mi intención. Al contrario, venía a daros la bienvenida.
-¿No pudiste esperar más, Tacabo?-dijo una voz melodiosa, salida de la espesura.
-Lo siento, Cehba, no pude resistirme más tiempo.
-Los jóvenes sois demasiado impacientes.-dijo la tal Cehba saliendo de entre las ojas de una sauce. Cehba era sin duda también humana y de la misma etnia que Tacabo: tenía la piel morena aunque más claro que su compañero y el pelo negro, con tintes azulados, le caía por la espalda haciendo ondas como las del lago. Aparentaba unos 25 años, aunque sus ojos tenían demasiada... sabiduría, aura, para tener esa edad.

-Bienvenidos al Reino del Bosque. Los Odreucer os damos la bienvenida.

1 comentario:

  1. ¡Hola! C:
    Te he nominado en mis blogs!
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    ¡Besos!

    『Μυgιωαяα мαивιus』

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