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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 1

Aquí os dejo el primer capítulo :) Espero que os guste. Siento haber tardado tanto en subirlo, el próximo lo subiré antes. Como siempre os digo, comentad, y si os gusta la historia o tenéis alguna sugerencia decidmelo, que siempre viene bien :3

martes, 17 de septiembre de 2013

La esencia perdida.

Aquí estoy de nuevo para ayudaros a entender un poco mi nueva historia. En La esencia perdida, viven en cuatro clanes, o tribus, o grupos, o como mejor lo entendáis vosotros. Y para que los comprendais mejor, aquí os dejo algunas características de cada clan*:


  •  Zaisere: ropas sueltas de telas exóticas y raras de colores llamativos y orientales. Suelen llevar muchos pendientes y piersings en las cejas y pinturas en la cara. Fuerte conexión con la naturaleza. Rasgos específicos: cada ojo de un color, marcas simétricas en las manos. Suelen usar nombres de plantas.
  • Arobrea: ropas ajustadas y arregladas de colores fosforitos, pelos de colores, montones de colgantes y frases estampadas desde en las camisetas o zapatos hasta pintadas en los brazos. Creen mucho en la creación de los clanes. Rasgos específicos: pelo blanco, marcas oscuras en la piel. Suelen usar nombres de estrellas.
  • Dinkitu: ropas anchas o de cuero de colores oscuros y poco llamativos, zapatos enormes y sueltos (en plan bambas o botas), piercings en la cara y tatuajes. Rasgos epecíficos: ojos moteados en el iris, marcas blancas en la piel. Suelen usar nombres de meteoritos.
  • Muluk: ropas desgastadas, gorras, chicas con camisetas y vaqueros muy cortos, piercings en el ombligo y en la lengua, zapatos grandes, chicos con pantalones caídos, muy pasotas de todo, incluso de la religión de los clanes. Rasgos específicos: marcas con formas de estrellas, pequeñas cicatrices en los hombros. Suelen usar nombres de elementos.

*Ninguna de estas características son obligatorias, pero suelen ser cumplidas por todos los miembros de ese clan, puesto que son sus gustos.
Los rasgos específicos no se dan en todas las personas, solo en muy pocas, y las personas que cuentan con los dos rasgos de su clan, suelen ser personas importantes o relevantes en la historia de la ciudad.

lunes, 16 de septiembre de 2013

La esencia perdida. Introducción.


¡Hooola chicos! Aquí os traigo el principio de mi nueva historia. No llega a ser un capítulo, más bien es una introducción, para que os situéis. Antes de todo, agradecer a Patri por escuchar todas mis ideas para esta historia sin quejarse, aunque fueran repetitivas, y a Celius y Blanca por darme los nombres que necesitaba. Y gracias a todos vosotros por leer.
Espero que os guste y comentéis.
Y ahora sí, os dejo aquí la introducción de "LA ESENCIA PERDIDA".

La promesa de Jonah


El pequeño Jonah con tan solo 8 años tenia muy claro lo que haría de mayor: protegería a su hermana, viviría con ella, para que nadie le hiciera daño como el hombre que era su padre le hizo a su madre. Pero su hermana no opinaba igual. Izzy decía que ella sabía calar a los chicos como su padre y que no le harían daño, que no lo permitiría. Pero Jonah no estaba tranquilo. Había intentado convencerla de todas las maneras que se le ocurrían, tentándola incluso con sus cosas favoritas.
Pero Izzy no era una chica típica de 15 años: ni se preocupaba por los chicos, ni por la ropa, ni los zapatos, ni pintarse... Nada de eso llenaba los pensamientos de su hermana, Jonah lo sabía. Solo le quedaba una sola carta por jugar. Era todo o nada.
Entro en la habitación de Izzy y la vio sentada con las piernas cruzadas en su cama, con las narices metidas en un libro que sería la segunda o tercera vez que leía. Jonah sonrió, está vez no iba a recibir un no, lo sabía.
-Izzy, de mayor vas a vivir conmigo, ¿a que sí?-dijo el pequeño mientras se sentaba al lado de su hermana en la cama-Al menos hasta que encuentres un chico del que yo me fíe.
-Jonah no seas pesado, te he dicho ya que no, sé que quieres protegerme pero puedo hacerlo sola.-dijo Izzy sin levantar la mirada del libro.
-¿Y si te prometo llenar nuestra casa de libros? Todas las paredes con estantería con libros, todos los que quieras, los tendrás, y muchos más aún. Te lo prometo.
-Oh, Jonah, no digas tonterías-dijo Izzy, esta vez mirando a su hermano con una mirada tierna, dándose cuenta por primera vez de lo que la quería. Jonah detestaba leer, le gustaba muy pero que muy poco.
-No bromeo, lo digo en serio.
Izzy vio en los ojos de su hermano que decía la verdad, y le abrazó mientras se le escapaba una lágrima.
-¿Eso es un sí?-preguntó Jonah emocionado.
-Sí, Jonah, sí.


A la mente de Izzy vino esa conversación 15 años después, cuando entró en su casa después de trabajar y vio a Jonah dormido en el sofá, con un libro en la mano.
Recorrió con la vista las paredes de su apartamento, todo trozo de pared que no llevara un mueble, tenía estanterías con libros.
Jonah cumplió su promesa. Incluso empezó a leer, porque viviendo en una casa llena de libros, cualquier persona acaba leyendo.

martes, 10 de septiembre de 2013

Epílogo

Aquí os dejo el final de la historia de los Primeros Juegos del Hambre, espero de todo corazón que os haya gustado la historia ^^ Dentro de poco subiré el primer capítulo de una nueva historia, o eso espero, porque aún me queda darle los toques finales a la historia.
Gracias por leer, y comentad si queréis dando vuestra opinión :)

domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo 26

Aquí os traigo el último capítulo de Los Primeros Juegos del Hambre. Espero de todo corazón que os guste. Aún así, tengo que subir un epílogo, no tardaré mucho porque ya está escrito.
Como siempre, comentad si queréis. Que la suerte esté siempre de vuestra parte :3

sábado, 7 de septiembre de 2013

Patinar por el asfalto


Ras ras ras. Solo escucho el sonido de los patines por la acera. Solo noto el viento en cada partícula de mi ser. Solo una palabra cruza por mi mente. Libertad. Eso es lo que busco.
“No vayas muy rápido”-dijo mi madre cuando me vio salir a toda velocidad con los patines colgados por la puerta de mi casa.
No voy muy rápido, aunque ella no opinaría lo mismo. Pero bueno, yo controlo, esto es lo que mejor sé hacer. La mochila que llevo a la espalda me quita un poco de aerodinámica, pero aun así no tengo ningún problema al coger la curva ni la cuesta abajo.
Coloco la mano enfundada en el guante protector en el suelo y hago ese giro que siempre alarma a mi padre, doy la vuelta entera sobre mi misma y vuelvo por el camino.
“Y por lo que más quieras, no te salgas de la acera”-resuena la voz de mi madre en mi cabeza.
Lo siento mamá, pero es mi momento de libertad, tú que no lo has probado nunca no lo entiendes, pero para mí es lo mejor de este mundo. Ya veo la calzada, con coches aparcados, pero en vez de esa voy a un pequeño callejón a la izquierda, donde nunca pasa ni un solo coche.
Y entonces sí, sin perder velocidad bajo de la acera. Empiezan a vibrar mis pies por la rugosa superficie. Cada célula de mi cuerpo nota la vibración. Por fin soy libre. Por fin soy yo. Por fin vuelvo a sentir la sensación de patinar por el asfalto.