Miré por la ventana y vi el sol
brillando en las hojas de los árboles, de las que colgaban gotas
como lágrimas de unos rasgados ojos verdes, Había dejado de llover.
Por fin.
Recogí mis cosas y me levanté. Me
gustaba ir a la biblioteca, pero para leer, no para hacer deberes. Y
como por fin había terminado, me acerqué a la estantería y cogí
un libro.
A la bibliotecaria no le gustaba que
sacáramos sus libros fuera, pero hacía un día demasiado bueno como
para quedarse entre estos sombríos y fríos muros.
“Accio escoba.”-murmuré mientras
andaba hacia los jardines, y al poco mi Saeta de Fuego, ya más una
reliquia que una escoba de carreras, vino a mí. Fui andando hasta
quedar cerca del sauce boxeador, pero no demasiado, y me apoyé en el
tronco de otro árbol.
Me subí a la escoba y remonté un par
de metros. Y allí sentada, apoyada en el tronco, viendo el Bosque
Prohibido, el lago y con el castillo a mi espalda comencé a leer.
El unicornio en el mundo muggle. de
Luna Lovegood y Hermione Granger.
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