Seguidores

Buscar este blog

domingo, 5 de abril de 2015

Capítulo 12

Ciertamente, he tenido el blog y la historia muy, pero que muy abandonados, pero lo siento. De momento os dejo otro capítulo y trataré de no abandonar tanto esto. Espero que os guste.

Entre las voces de los cuatro jóvenes discutiendo sobre qué preguntar y por qué debía ser Hassio el que eligiera, se alzó la voz de Breena pidiendo calma. La primera vez no la escucharon, pero cuando el hada pareció crecer allí mismo como un globo y les dijo en voz atronadora, comparada con su vocecilla, que mantuvieran el silencio, de tal susto que les dio, no hizo falta que lo volviera a pedir.
-Menudo espectáculo que estáis dando.-continuó Breena.- Debería daros vergüenza, estáis asustando a Firenze.
-Llevas razón, lo sentimos Breena-admitió Elanor-, y os pedimos también perdón a vosotros-refiriéndose esta vez a los centauros.
-No sois los seres más escandalosos que han pasado por aquí a preguntar.-contestó Bane con su grave voz.
-Pero jamás he contestado a nadie que alzara la voz, y menos delante de mi hijo.-les dijo Magoth con una sombra de amenaza en sus ojos.
-Permitidnos retirarnos un segundo a deliberar.-pidió Nantan amablemente, mirando por primera vez a Magoth a los ojos. Esta, con un gesto de cabeza, les dio permiso.

Se apartaron un poco del centro del claro, donde Magoth, Bane y el pequeño Firenze hablaban, sin quitarles ojo de encima.
-¿Por qué tiene que ser Hassio quién pregunte?
-¿Qué pasa, te duele que te quite el protagonismo, condenada princesita?
-A ver, calma los dos.-cortó Elanor la discusión, llevándose dos miradas de odio a la vez- Ahora mismo eso es lo de menos. Tenemos que decidir bien cuáles serán las dos preguntas que haremos. Tenemos que aprovechar la oportunidad.
-Creo que lo primero que deberíamos tratar de averiguar es quién o qué exactamente ha montado todo esto, quién quiere destruir la Ciudad.
-Estoy contigo, Nantan, aunque no sé si Magoth tendrá esa información.
-Si os soy sincera, es probable que la tenga, pero no que pueda decíroslo.-intervino Breena- Las leyes de los centauros en esos aspectos son muy exactas, quizás no tiene la autoridad suficiente, aun siendo Magoth.
-Bueno, no perdemos na’ por probar. ¿Más preguntas?
-Debemos saber dónde está exactamente el Valle de los Cuatro Ríos, si no jamás lo encontraremos.-dijo Elanor con la mirada algo perdida.
-Pues ya está, no dudemos más tiempo, vayamos s preguntarle a Magoth.-exclamó Escorpio mientras se acercaba de nuevo a los centauros.

-Si ya habéis decidido, habla, chico rubio.-comentó Magoth mientras se sentaba en el prado.- Sentaos.
-Nos gustaría saber qué es lo que quiere destruir la Ciudad y dónde está el Valle de los Cuatro Ríos.-le dijo Hassio con toda la corrección que fue capaz, lo que produjo una risilla en Escorpio.
-Me temo que las estrellas no nos han querido revelar eso. Y aunque tuviera la información, ni yo ni ningún centauro tenemos autorización para dárosla. Pero sí os diré una cosa al respecto: no es tan importante el quién como el qué quieren.
-¿Y cómo sabremos qué quieren si no sabemos quiénes son?
-Eso, chico rubio, en el fondo, lo sabéis. Respecto a la otra pregunta, sí puedo daros una respuesta concreta. Seguro que conocéis la imagen de vuestro Amuleto-siguió Magoth mientras la dibujaba en el suelo con la punta de una flecha-, la imagen representa la vista desde arriba del Valle. “Donde cuatro altas cumbres dejan paso al gran valle que las une, allí se formó la alianza.” Así nos contaron las estrellas la unión de los Clanes. Son ríos dobles: nacen a ambos lados de la montaña, y forman un pequeño lago en el Valle, ya que los ríos interiores son mucho menos caudalosos que los exteriores.
-Aun no nos has dao’ la información concreta.
-Seguid al noroeste. Veréis las Corona de las Cuatro Montañas mañana, si atajáis por nuestra tierra, cosa que debemos permitir esta vez. Si vais rectos encontrareis la entrada principal al Valle. Pero tened cuidado, quizás no podáis entrar por ahí.
-¿Entonces, qué podemos hacer?-preguntó Escorpio, incapaz de estar callada más tiempo.
-Hay otra entrada.-le respondió Bane, sentándose también- Cuando veáis las Cuatro Montañas de frente, a la derecha quedará una montaña gris, más gris de lo que hayáis visto jamás. Si vais hacia allí, encontraréis el camino oculto hacia el Valle.
-Siento no poder daros más información, ciudadanos, pero debéis partir.-les dijo Magoth, levantándose para dar las respuestas por concluidas.- Bane os acompañará para que ningún centauro ose deciros algo.
-Mamá, ¿puedo acompañarles?-preguntó el joven potrillo. Magoth pareció estar a punto de decir que no, pero en el último segundo, asintió.
-Magoth, ¿podría preguntaros algo, a solas?-se atrevió a preguntar Elanor, con voz temblorosa.
Así, mientras todos se levantaban y Bane mandaba a Firenze a por un par de cosas para el pequeño viaje, Magoth y Elanor hablaban algo apartadas.
-Quizás no podéis o queréis decírmelo, pero tengo que preguntarlo. Los centauros sabéis todo lo que pasa en el bosque, ¿sabéis dónde exactamente está mi padre? ¿O qué le pasó?
-Pequeña ciudadana, no estoy autorizada a decirte eso. Pero veo en tus ojos el dolor de la pérdida, y por esta vez, haré una excepción. Me juego mucho contándotelo, quiero que lo tengas en cuenta. Tu padre no os abandonó, llevaba el Amuleto a vuestro Valle, y tenía el presentimiento de que algo malo pasaría, presentimiento que fue cierto. ¿Qué le pasó? Hay alguien que nos bloquea las señales del mundo y cada vez que nos acercamos a quién está originando esto, nos deja sin respuesta, por lo que no lo sabemos. ¿Dónde está? Tengo el presentimiento de que consiguió llegar al Valle de los Cuatro Ríos, y de que no ha ido demasiado lejos de allí, y normalmente, los presentimientos son señales de la Madre Naturaleza, jovencita. Veo en tus ojos como este viaje te hace crecer aunque apenas tienes la edad de un potrillo. Siento no poder hacerte más ligera esa carga que llevas.
-Gracias por contarme todo esto, Magoth. Es muy importante para mí…
-Adelante, tus compañeros te esperan, potrilla.

Y con estas palabras, Magoth se despidió de ella. Se encaminó hacia Bane y Firenze, les dijo algo a cada uno y se internó en la espesura.
-Muy bien,-dijo Bane cuando Elanor volvió al grupo- no tenemos tiempo que perder. Os acompañaremos hasta mañana, como mucho, hasta el final del territorio centauro. Démonos prisa.

-Mi señor, no podemos interferir en territorio centauro, identificarán nuestra señal y eliminarán el bloqueo, ¡lo sabrán todo!
-No podemos permitirnos eso, Leneo. Debemos esperar. No podemos atacarles así.
-Ambos lleváis razón… Pero quizás haya otra manera… Fryn, haz buscar a Giot. Necesitamos un infiltrado.

-Sí, mi señor. A Giot le gustará su nuevo papel, estoy seguro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario