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viernes, 2 de agosto de 2013

Capítulo 24

Como os prometí, aquí tenéis el nuevo capítulo, y no os preocupéis, que aún me quedan uno o dos más.
Espero que os guste, y comentad, por favor :3
PD: me ha quedado un poquito largo, porque son 3 folios enteros y unas cuantas líneas del 4, pero no podía cortar antes :/


No llevo ni una hora de guardia cuando suena el himno. Lo estaba esperando. En el cielo aparece la cara de la chica del Distrito 6. Es la única muerta hoy. Y por lo que han dicho Luna y Sirius, desde el día de las rastrevíspulas no había muerto nadie. Tengo la sensación de que esta noche querrán juego. No puedo permitirme dormirme. Si quieren juego, juego tendrán.

Hará unas tres horas desde que sonó el himno, cuando veo que Luna se mueve en el saco, tiene una pesadilla. Me acerco y la veo moverse y jadear, y antes de que se despierte gritando, la despierto yo.
-Luna, tranquila, todo está bien, solo era una pesadilla, no es real.-le digo cuando se incorpora de golpe y la abrazo.
-Era... era tan real-dice la pequeña al borde de las lágrimas.
-No lo es, venga, duérmete otra vez, todo esta bien-Luna asiente con la cabeza y vuelve a tumbarse, cuando se queda dormida de nuevo vuelvo a mi puesto.

No es la primera pesadilla que tiene Luna, a juzgar por la velocidad a la que ha conseguido dormirse de nuevo. Estoy pensando en lo que los Juegos le están haciendo a la pequeña cuando un ruido me sobresalta.
-Tranquila, soy yo-dice Sirius levantándose de su saco- Baja ese arco. Yo no soy el enemigo.
-Me habías asustado-le digo escusándome.
-He oído la pesadilla de Luna, no es la primera que tiene-dice él mientras se sienta a mi lado- Todas las noches, sobre la misma hora, como un reloj. Por lo que parece es la misma pesadilla, pero no me quiere contar que es.
-Esto es demasiado para ella.-digo, pensando en lo horrible que tiene que ser eso. Sirius asiente.
-Anda, vete tú a dormir, necesitas descansar.
-No... No creo que pueda dormir-le digo con la voz rota- No después de... de la m-muerte de...-las lágrimas empiezan a resbalar por mis mejillas.
-Shh, venga no pasa nada Ari,-dice Sirius mientras me abraza- Alsan está bien, donde quiera que esté.

Maldición he vuelto a llorar. No puedo permitírmelo, no puedo permitirme ser débil, no otra vez.
-In-intentaré dormir-digo mientras me seco las lágrimas con el dorso de la mano- Gracias Sirius, por todo.- Sirius me sonríe y me ayuda a levantarme. Me acuesto en el saco y cierro los ojos.
Y finjo dormir, porque hasta mucho, mucho tiempo después, no lo consigo de verdad.


Me despierto de golpe. Otra pesadilla, otra vez lo volvía a perder... pero despertarse es peor, en la realidad lo he perdido ya.
Miro a mi alrededor, y veo que esta amaneciendo. Me levanto y veo a Sirius despertando a Luna.
-Ahora iba a ir a despertarte, es hora de irse.-dice girándose hacia mí.
Cuando Luna se despierta continúa diciendo:
-Desde hace unas horas suena un ruido de fondo, pero muy lejano, no parece peligroso y no consigo ver lo que es, Luna tu herida ya esta curada ¿no?
-Casi por completo, puedo trepar si es lo que insinúas, déjame ver.
Así que Luna empieza a trepar por los árboles como puede, y aunque dice que tiene la herida curada, esta claro que no del todo. Cuando baja un rato después, trae noticias.
-Hay bastante humo en la zona de la Cornucopia, parece que se ha quemado.
-Será para obligar a los otros a venir aquí-digo yo- Quieren terminar esto pronto. Más no vale estar preparados. Deberíamos estar en un lugar que controlemos cuando vengan a atacarnos, deberíamos ir al lago.
-¿Estás segura, Ari?-pregunta Luna- Podemos ir a otro sitio...
-No, vayamos al lago.

Así que comemos todo lo que nos queda, para estar bien preparados, y vamos al lago.
Alsan entrena un poco a Luna con la espada, y mientras yo disparo flechas a uno de los árboles.

-¡Mirad chicos!-dice Luna señalando un camino de humo que se ve por encima de los árboles, como si lo produjera una hoguera.
-Quieren que vayamos a por ellos para tener la situación controlada.-dice Sirius.
-No caeremos en la trampa, vamos a quedarnos aquí y esperar.

Ya es casi medio día, y a excepción de algún que otro pájaro que nos asustó al pasar, no ha sucedido nada raro.

-¿Qué hacemos?¿Les esperamos o vamos a buscarles?-pregunta Luna
La mando a callar con un dedo. He escuchado algo. Un risa.
Les indico con un gesto que se preparen, que están aquí. Trepo lo más rápido que puedo a un árbol y me escondo en su copa, comienza el plan.
Y entonces aparecen ellos, no se esconden, les gusta el espectáculo.

-Pero bueno, si por fin hemos encontrado a los que quedaban-dice Tom apuntándoles con su espada.
-¿Dónde está la otra? ¡¿Dónde está la pelirroja?!-gritá Maia nerviosa, está claro que ella no está tan segura de esto como Tom- Esto es una trampa Tom, seguro.-El chico le echa una mirada y Maia se calla.
-Decidme, ¿dónde está la princesita pelirroja?-pregunta acercándose más a Sirius y Luna.
Eso, acercaos más, así os tendré a tiro.
-Se fue.-dice Sirius cortante.-Ayer se fue a matar a la chica del D.6 y no ha vuelto.
-Ooooh que penitaaa, ¿os abandonó? Os abandonó para vengar la muerte de sus novio, pobrecitos.-dice Maia burlándose de ellos.

Tranquila, Ariadna, tranquila, luego te encargarás de ellos, no puedes disparar todavía.
-Así que ahora solo sois dos...-dice Tom, mientras sigue abanzando hacia ellos, parece un gato que tiene acorralado a un ratón. Luna y Sirius tienen las armas preparadas, pero eso no lo intimida- Una chica de 12 añitos, y tú, que no eres un guerrero, sino más bien su niñera.

Ahora. Disparo una flecha que se clava en el hombro derecho de Tom, eso tiene que impedir que use bien la espada. Pero he descubierto mi posición, así que mientras Sirius comienza una lucha espada contra espada con Tom, disparo a Maia, y a ella le doy en la pierna.
Vuelvo a disparar hacia Tom, pero se mueve y está vez no acierto. Una risa me hace volver la cabeza.
Maia ha acorralado a Luna contra un árbol, aunque Luna consigue escaparse y empieza a correr, pero su pierna no aguanta y cae.
-¡Nooo!¡Lunaa!-grito mientras coloco otra flecha y apunto a Maia.
Pero no me da tiempo. Maia ha cogido el puñal que llevaba y se lo clava entre los hombros a Luna. Suena un acñonazo. La ha matado. Ha sangre fría. Y disparo apenas sin apuntar, y la flecha se clava entre las costillas de Maia, que sale corriendo huyendo del lugar, y Sirius detrás de ella.

Y ahora sí, Tom se gira hacia mí, todavía no sabe en que árbol estoy exactamente.
-Bien bien, la pelirrojilla sigue viva. Me llevé una decepción al enterarme que habías abandonado a tus amigos. Aunque me decepcioné aún más al no haber sido yo quién mató a tu novio... ¿Assan se llamaba?¿O Aslan? Ahh no, Alsan, Alsan era.-intenta provocarme para que hable y saber donde estoy, no lo conseguirá, tengo que tranquilizarme, apuntar, disparar y matarle.

Sigue hablando pero no le escucho, me tranquilizo, apunto, y... no puedo, no puedo matarle a sangre fría. Necesito ganar un poco de tiempo, así que parto una rama con cuidado y la tiro lejos, creando un ruido y Tom va corriendo, creyendo que soy yo que he saltado.
Avanzo dos o tres árboles hacia donde se fueron Sirius y Maia.

La chica vuelve corriendo hacia el lago, supongo que buscando a Tom. Y entonces aparece Sirius y la empuja por la espalda haciendo que caiga al suelo.
-La mataste a sangre fría...-dice Sirius lleno de rabia- Ahora te toca a tí morir de la misma manera.- Coge la ballesta y le dispara una flecha, justo al corazón, pero se desvía un poco. El cuerpo de Maia, aún así, se queda inerte. Sirius se girá, pero antes de que pueda avisarle, Maia le agarra de un pie, y con su puñal, repite lo mismo que le hizo a Luna, lo mata clavándoselo entre los hombros.
Disparo una flecha sin pensar, y acierto justo en el corazón de Maia, pero es demasiado tarde, ya ha matado a Sirius, y suenan los dos cañonazos.

Bajo al suelo, porque como siga aquí, voy a caerme del árbol. Pero ha sido una mala idea bajar. El ruido de los cañones ha alertado a Tom, y escucho como vuelve corriendo llamando a Maia.
Preparo una flecha, pero, maldición, no me quedan, y el tiempo que me agacho a recoger la que hay en el suelo de antes, Tom ya ha llegado y me apunta con la espada cuando me levanto.

-Por fin te dignas a aparecer, pelirrojilla-dice Tom, parece ser el más feliz del mundo.- Ahora solo quedamos tú y yo.
Claro, ahora somos los dos últimos... Todo Panem estará pendiente de ver quién muere y quién es el vencedor...
-¿Creias que no aparecía porque te tengo miedo?-le pregunto intentando ganar tiempo, tengo que hacer que se despiste y disparar. Solo tengo una flecha.
-Si te soy sincero, sí.-dice sonriendo, una sonrisa en la que enseña todos los dientes, como un depredador.
-Ni en tus mejores sueños.
-¿Hacemos un trato?-pregunta con cara de inocente, aunque de eso tiene bien poco- Si te arrodillas y te rindes, te mataré rápido y no sufrirás.
-¿Estás de broma? ¿Y dejar que un estúpido como tú gane?¿Y dejar el sacrificio de todos mis compañeros en nada? Ni lo sueñes.
-Bueno, entonces, tendremos que lugar.-da un paso adelante para atacarme, pero interpongo el arco entre ambos, y de milagro no lo corta. Le doy una patada en la entrepierna y eso lo deja en el suelo. Aprovecho mi ligera ventaja y trepo a uno de los árboles, ahora no sabe donde estoy.

-Venga, pelirrojilla,-vuelvo a escuchar su voz- deja de hacerte la salvaje y ríndete, voy a ganar de todas maneras.
-No estés tan seguro.-digo mientras cambio de árbol para tener una mejor visión de él.
-Mi padre era general en la guerra, me enseñó a oler el miedo de las víctimas-ahí, lo encontré, ya es mío. Está quieto buscándome de espaldas a mí. Me siento en la rama, estoy lista- y tú, hueles mucho a miedo.
-Error: el miedo que hueles, es tuyo.- me descuelgo y quedo colgada por las piernas, apuntando justo hacia su cuello-¡Bu!- se gira para mirarme, y es lo último que hace, porque mi flecha se clava en su cuello, y cae al suelo, y al poco, suena el cañonazo.

Bajo hasta el suelo, pero las piernas no me sostienen, demasiadas muertes en un día.
Lo he matado a sangre fría, antes había matado cuando me amenazaban, pero ahora... estaba totalmente desprevenido... y lo he matado. Intento convencerme de que si no me hubiera matado él a mí, lo cual es verdad pero... nunca olvidaré su cara cuando disparé la flecha, nunca olvidaré como está ahí tirado su cuerpo, pero no puedo pensar más.

-¡SEÑORAS Y SEÑORES, LA GANADORA DE LOS PRIMEROS JUEGOS DEL HAMBRE: ARIADNA SILVER!-grita una voz desde no sé donde, y un aerodeslizador aparece y suelta una escalera, me agarro y una corriente me paraliza, menos mal, porque si no estoy segura de que me caería, porque estoy empezando a desmayarme.

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