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martes, 1 de abril de 2014

Alicia un día dejó de soñar con el País de las Maravillas.
Peter un día se alejó de Nunca Jamás y creció.
Y Garfio y el Sombrerero se quedaron solos. ¿Qué hacer ahora?¿Si tu vida ha perdido todo el sentido? ¿Si todo lo que hacías ya no hay manera de hacerlo? ¿Si todos cambian... pero tú sigues igual?

Garfio intentó mantener su vida: luchar, saquear, luchar, robar, fastidiar... Pero sin nadie que lo evite, ¿qué gracia tiene? ¿?Dónde está el sentido de ser malo sin un bueno?
Acabó adoptando a los niños perdidos. Garfio cambió un poco y, ¿sabes?, fue feliz. Más o menos.

El Sombrerero esperó a Alicia, siguió haciendo sombreros, siguió tomando té, siguió conociendo gente, siguió viendo el tiempo pasar y vivió su vida. Pero su mirada, perdida en el horizonte esperaba a la niña a la que tanto cariño tenía. Él no cambió; más bien enloqueció, esperando verla venir por el camino con su vestido azul. Pero nunca perdió la esperanza. Y vivió feliz. Completamente feliz.

Y un día Peter volvió, y vio que ya no era necesario.
Y un día Alicia volvió, y vio que la esperanza se contagia y que todo el País de las Maravillas la necesitaba. Y se quedó allí. Y fue feliz. loca, pero feliz.

2 comentarios:

  1. Hola! Me pareció muy bonita tu historia. Sinceramente, me hizo reflexionar. :)

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    Respuestas
    1. Gracias, supongo que era una reflexión camuflada de historia jajaja Me alegro que te haya gustado :3

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