Tienen que empujarme unas cuantas personas para que llegue al
escenario. Cuando despierto del trance y consigo subir las escaleras, Tiberius
me coge de la mano y me lleva arriba.
-Bueno, ahora, tributos, darse las manos.-Dice Tiberius
Clarck.
Alsan y yo nos damos las manos y seguro que nota como tiembla
la mía, aunque la de él parece firme, y me tranquiliza su contacto. Una cosa
que sigue siendo igual en un mundo que ahora está del revés.
En ese momento, las cámaras dejan de grabar, y nos conducen
al interior del Edificio de Justicia (recién reconstruído de la guerra para la
ocasión), meten a Alsan en una habitación y a mí en la otra.
Tengo que tranquilizarme, no puedo estar así, mantener la
calma es crucial.
Entonces llega mi familia.
No puedo reprimirlo, me lanzo corriendo a los brazos de mis padres. No
puedo abandonarlos. Mis padres se separan y veo a mi hermano, silenciosas
lágrimas corren por sus mejillas, lo abrazo. Cuando nos separamos mi madre
empieza a llorar.
-Ariadna, -dice mi padre- no sabemos si volverás, no sabemos
que encontrarás allí a donde te lleven, lo que si sabemos, es que estamos
orgullosos de ti, hija mía.
-No te preocupes por nosotros, estaremos bien,- dice mi madre
entre sollozos- preocúpate de ti.
Entonces entra un agente de paz y les dice que deben irse.
Mi hermano me abraza otra vez y me susurra:
-Eres fuerte, pero sobre todo, eres inteligente, cuídate. Te
echare de menos hermanita.
Se alejan y siento que mi mundo, que ya estaba patas arriba,
empieza a dar vueltas. Siento vértigo. No puedo darle esa satisfacción al
Capitolio. Me llevo las manos a la cara, y me seco las lágrimas, no sé desde
cuando estoy llorando, pero sé que no lloraré más, no delante de las cámaras al
menos.
Pasa un rato. Entra alguien, imagino que será un agente de
paz, así que me sorprendo al ver otra vez a Henry.
-Toma, llévalo todo el tiempo, él querría que lo tuvieras
tú.-me dice y me pone una cosa en la mano.
Entonces llega un agente de paz y se lo lleva, supongo que ha
entrado sin permiso.
Miro que me ha dado, y las lágrimas quieren salir otra vez,
es el anillo que siempre llevaba Shail, un anillo muy sencillo, apenas un aro
grueso de plata, pero significa tanto para mí. Me lo pongo en el dedo corazón.
Ahora, sí, entra un agente de paz y me dice que le acompañe.
Me seco las suaves lágrimas que recorren mis mejillas por el detalle de Henry.
O más bien de Shail. Bueno, supongo que de los dos.
El agente me conduce a la estación de tren, junto con Alsan y
el tal Tiberius, allí también hay cámaras. Entramos en el tren y ya nos dejan
tranquilos.
Tiberius nos guía a lo que parece una sala de estar, un vagón
entero lleno de sofás de lujo, con mesas bajas, pufs y lámparas y adornos
exóticos.
-Pues aquí estáis, de camino al Capitolio.-dice Tiberius- Os
explico un poco, yo seré una especie de representante, controlo horarios,
entrevistas y esas cosas. Por el tren debe estar la que será vuestra, digamos,
preparadora para los Juegos. Se llama Nooria, es encantadora, luego en la cena
la conoceréis. Por allí están vuestras habitaciones, un avox os las enseñará.
-¿Qué es un avox?-logró preguntar.
-Es un sirviente,-dice Tiberius- os ayudará en todo lo que
necesitéis. No pueden hablar, pero sí comunicarse con vosotros.
Dio dos palmadas y aparecieron dos personas, supongo que
serían lo que Tiberius llamaba 'avox'.
Iban con ropas sencillas, de color rojo, y el pelo recogido
en coletas en la nuca, con las cabezas bajas.
-Llevadles a sus habitaciones.-dijo Tiberius.
Los avox señalaron una puerta, y Alsan y yo los seguimos.
Entramos en un pasillo ancho, con una puerta al final, y otra
a cada lado. Una avox me señaló a mí, y luego a la puerta de la derecha, la
pintada de morado. A Alsan le señalaron
la de enfrente, la puerta amarilla. Y, tras agachar la cabeza en una especie de
reverencia, se marcharon.
Me derrumbé, me senté delante de mi puerta, no podía entrar,
eso supondría aceptar que todo esto era real y no quería que lo fuese. Alsan me
vio y se acercó. Se agachó a mi lado, como hacían él y Shail cuando de pequeña
me enfadaba con ellos.
-Tranquila, Ariadna,- me dijo- todo saldrá bien.
-No lo hará, Alsan, -le contesté, reprimiendo el impulso de
gritarle- y lo sabes. No me trates como si fuera una niña pequeña. Solo tengo
un año menos que tú.
-Lo sé.- dijo, y se sentó a mi lado.
Ninguno de los dos habló, no hizo falta, sabíamos lo que
sentía el otro, sentíamos lo mismo. Nuestro mundo había cambiado en apenas unos
minutos. De repente, Alsan se levantó, y me ofreció la mano para que me
levantara con él.
-¿Sabes qué?-me dijo- No voy a rendirme, aunque esto no fuera
lo que yo quería, no pienso dejar que el Capitolio gane. La respuesta no es la
huída. Nosotros decidimos.-me sonrió, tomé su mano y me deje levantar.
-Vayamos a la sala de estar, ¿ok?- dijo Alsan- A ver si
conocemos a Nooria.
Fuimos al otro vagón, y allí estaba ella. Una mujer delgada,
de porte elegante, con el cabello marrón oscuro y rizado, sentada en el sofá,
viendo -según decía la pantalla, TV Panem.
Se giró cuando entramos.
-¡Hola!-nos dijo- Supongo que sois Alsan y Ariadna. Iba a
empezar a ver las repeticiones de las cosechas. ¿Os apetece verlas?
Nos sentamos y vimos la Cosecha con ella. No me quedé con el
nombre de los tributos, pero si con la cara de algunos, la pequeña niña de 12
años del 1, una chica que, como yo, parecía no creer su mala suerte, en el 2,
un chaval de 13 en el 3... Luego aparecimos Alsan y yo. Se le veía tan firme, y
a mí tan asustada. No lo permitiría otra vez. Siguieron las cosechas, una chica
de 17 en el 6, otro de 15 en el 8, un chico con aspecto malvado – a pesar de
sus 14 años- en el 10, y uno de 18 en el 12. Se le veía tan grande y adulto
comparado con los chiquillos de 12 años...
Nooria apagó la tele.
-Bueno, antes no me presenté, -dijo- soy Nooria y seré
vuestra mentora, por decirlo así. Antes de nada, deciros, que no me gusta esta idea de los Juegos, no es para nada
justo. Mirad a esos niños muertos de miedo de 12 años y miraos a vosotros, o a
aquel chaval del 12, con sus 18 años... No debería ser así.
Es la primera persona del Capitolio que me empieza a caer
bien, la primera que parece pensar como yo. Supongo, que no todos los del
Capitolio son malos. Hay estereotipos en todas partes.
Espero que os haya gustado, y que la suerte esté siempre, siempre, de vuestra parte. :3
Huy huy... 'la respuesta no es la huída' e.e de donde me suena eso? x) En fin, que está muy chulo ^^ sube ya el 4 :D
ResponderEliminarMcuhas gracias Glimmer!! :)
EliminarLo subiré hoy, si no puedo el sábado. No te preocupes :)
Yo también quiero cap <3
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