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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Capítulo 5

Como os prometí en la entrada anterior, por fin subo el capítulo 5. ¡Huueee! Como ya os dije no creo poder subir más hasta el martes que viene, aunque quizás el fin de semana pueda. No os entretengo más  y os dejo con el capítulo. Que la suerte este siempre, siempre de vuestra parte, tributos. PD. Es el capítulo 5, y mis tributos, del Distrito 5, es un capítulo un poquito especial para mí por eso :)
Mi equipo de preparación parecen ser los únicos que están a gusto aquí, yo, desde luego, no lo estoy. Me han hecho la cera en todas partes, piernas, brazos... , me han metido en bañeras llenas de líquidos pringosos y me han untado pelo y piel con aceites y mejunjes.
-Bueno,-dijo Rose- nosotros hemos terminado.
-Ahora es el turno de tu estilista.-agregó Abraham.
-Tienes suerte, es una de las mejores.-comentó Darius.

Si para ellos era de las mejores estilistas, ¿eso significaba que me convertiría en algo parecido a ellos?
Sin decir una palabra más, se fueron y me dejaron allí sola. Al poco rato, la puerta se abrió, y me quedé asombradísima. Nadie diría que aquella mujer era del Capitolio. Pelo rubio y muy lacio, algunas pecas suaves por la nariz y las mejillas, bastante alta. Solo su ropa la delataba, aunque, para cualquier habitante del Capitolio, era más bien sosita. Pantalones pitillos negros, súper ajustados, camiseta ancha negra con un dibujo raro de muchos colores y unos zapatos planos. ¡Zapatos planos! Cualquier mujer del Capitolio lo consideraría un insulto.

-Soy Samantha, tu estilista.-dijo con una voz un poco rota- Encantada de conocerte. ¿Te está gustando el Capitolio de momento? Aunque no creo que te haya dado tiempo a ver mucho, bueno, luego iremos juntas a ver un poco de la ciudad, ahora es momento de cambiarte completamente.

¿Cambiarme?¿Completamente? No le dejaré hacerlo.

-¡Tranquila, muchacha! No pongas esa cara.-dijo entre carcajadas- Solo te voy a vestir, nada raro. ¿Te parece bien?
-Sí.-le conteste, aunque seguí sin hacerme mucha gracia.
-Verás, vuestro distrito se encarga de la energía. ¿Y de dónde sacáis la energía?-Continuó Samantha
-De las centrales hidráulicas, eléctricas...-le contesté.
-Por eso mismo, no sabíamos muy bien qué hacer. ¿Es más difícil de lo que parece, sabes? Pero a Orión, el estilista de tu compañero, se le ocurrió, intentaros haceros como el aire, ligero, fugaz y efímero. Espero poder conseguirlo.

Te has complicado la vida, Samantha. Eso te va a costar conseguirlo, pensaba yo. Samantha cogió pinturas y me pintó los ojos de azul celeste, los labios, con brillo transparente y me puso purpurina en los párpados.
Empezó a peinarme, me recogió el pelo en una especie de moño mal hecho, e hizo no se qué cosa, pero al terminar, mi pelo tenía unos tirabuzones impresionantes. Y me enseñó un traje que parecía bastante sencillo. Me lo puse y me giré para verme, pero Samantha me detuvo.
Espera al toque final, Ariadna.-me sonrió y accionó una especie de ventilador que había junto a la pared.
Mi vestido y mi pelo empezaron a flotar detrás mía, y Samantha me echó una especie de spray, supongo para que se quedara así, y tiró encima mía una especie de copos. Me puso unas sandalias con un poco de cuña, de color blanco.

Gírate ahora.-dijo Samantha

Me giré y quedé alucinada. Completamente alucinada. El vestido, de color entre azul cielo y blanco,  parecía la cosa más maravillosa de mundo. El borde se elevaba y bajaba, haciendo huecos y vueltas, parecía que tenía vida propia. Mi pelo, hacía el mismo efecto. Cada vez que me movía, se movían conmigo, como si el aire soplara y los empujara detrás mía. Parecía que llevaba aire y nubes a mi alrededor.
-¿Qué te parece?-me preguntó Samantha, impaciente.
-Sobrenatural.-fue la única palabra que fui capaz de decir.
-¿Te gusta de verdad? ¿Te recuerda al aire o a las nubes?-lo decía en el tono de una niña pequeña contenta, impaciente. Le dije que sí con un movimiento de la cabeza- ¡Genial!¡Fantástico! Vamos a la zona de salida y veamos cómo le queda el traje a tu compañero.

En ese momento, llamaron a la puerta. Entraron Alsan y un hombre, que sería Orión. Orión tenía el pelo negro, largo y la ropa de millones de colores. Todo lo contrario a Samantha. Alsan era simplemente... de otra dimensión.
Parecía envuelto en tela flotante, en nubes, en aire, era tan... Bueno, no sabría describirlos. Lo que sí sé que parecía otro, no aquel muchacho de casa. Alguien con quién desearías hablar, pero no te atreverías. Demasiado fantástico para echarte cuenta.

-¡Mira como queda, Orión!-exclamó Samantha.- ¡Es tan fantástico! ¡Lo conseguimos!
-Ya te dije que sí, Samantha.-dijo Orión, con una sonrisa.-Ya es hora de que nos vayamos. Los carros saldrán en unos minutos, mejor que ellos estén encima de uno.

Fuimos al ascensor y subimos un par de plantas. Al salir, me encontré con una estancia enorme, redonda, con puertas metálicas, una para cada distrito, con un carro al estilo romano tirado por dos caballos, delante de cada una.

-Distrito 5, puerta 5. Ese carro blanco y celeste, el de los caballos blancos, es el vuestro.-Dijo Orión.

Mientras iba hacia allí, vi a los otros tributos. Los del 2 iban de gris, la chica llevaba una especie de falda, con chispitas en las puntas y el chico un traje de chaqueta, con botones-chispitas.
Los del 3 llevaban una maraña de cables de colores, los del 9 parecen indígenas, los del 11, flores...
Algunos son muy excéntricos, aunque creo que el nuestro es el que más. Todos nos miran, me sonrojo en seguida. Llegamos a nuestro carro. Y allí nos está esperando Nooria.

-Tiberius está hablando con los patrocinadores, darán dinero para enviaros cosas, si consigue algunos, claro.-comenta Nooria.
-Chicos, recordad,-dijo Samantha- tenéis que ser como el viento, soltad las manos, dejaos llevar, dejaos volar...
-No les líes con tus paranoias, Samantha -dijo Orión.- Haced lo que el momento os diga y sed naturales. ¿OK?

-Todos los tributos a los carros. Va a empezar el desfile.-suena por los altavoces la voz de un hombre.

Alsan y yo subimos al carro. Empiezan a salir carros.
Distrito 1 fuera, la gente rompe en vítores; Distrito 2, fuera, gritan más fuerte, Distrito 3, 4, cada vez hay más jaleo, la gente se emociona con cada carro. Espero que causemos una buena impresión. Distrito 5, fuera.

El  impulso del carro está a punto de dejarme caer, Alsan me sujeta, y me da la mano, para que no me caiga. La gente grita cada vez más. La luz de la calle me ciega, comparada con la oscuridad de dentro

Y hago lo que Samantha y Orión querían. Me dejo llevar.

1 comentario:

  1. hola, soy carmen y la verdad, llevo siguiendo tu blog desde hace unos días, pero me meto siempre desde la tableta y no me puedo hacer seguidora (mi ordenaco esta roto)

    tus istoria esta vien, pero hay un problema, cuando hable un personaje ponle un guion (-) pork si no marea y no se sabe cuando abla, vesos n.n

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