Como siempre, comentad si queréis. Que la suerte esté siempre de vuestra parte :3
-Buenos días,
señorita Ariadna. ¿Ha dormido usted bien en el suelo?-dice Tiberius
entre risas cuando abro los ojos. Le sonrío y me levanto después de
asentir con la cabeza.-Deberías estar contenta, hoy por fin vuelves
a casa.
-¿Sí?¿Hoy
cogemos el tren de vuelta?-pregunto incrédula.
-Exacto. De
hecho deberías desayunar algo y vestirte, porque saldremos pronto
para no llegar allí muy tarde.
Cojo una
magdalena de chocolate de la mesa del comedor y me la como por el
camino a mi cuarto. Una vez allí me visto con unas mallas negras y
una camiseta verde. Cuando me miro en el espejo para ver como esta mi
pelo, me doy cuenta que son las mismas mallas con las que Alsan me
miro el culo uno de los primeros días así. Oh Dios, parece que eso
fue en otra vida. La felicidad que sentía por volver a casa, se ha
desvanecido. “Venta Ariadna,”-me digo a mi misma- “todo acabará
pronto, por fin volverás a casa”
Salgo de mi
habitación y veo que están todos allí reunidos en el sofá:
Tiberius, Nooria, Samantha y Orión.
-¿Con que ya
te vas?-dice Orión sonriendo- Te despedirás antes, ¿no?
-Por supuesto
que sí-digo sonriéndoles. Y uno a uno se van levantándome y
abrazándome.
-Tiberius y yo
iremos en el tren contigo.-dice Nooria- Y ya una vez en tu Distrito
te quedarás con tu familia.
-Pero no te
preocupes, que volveremos a vernos-dice Samantha, aunque sus ojos no
acompañan la sonrisa que lleva, como si no le gustara lo que dice-
Dentro de unos meses será la Gira de la Victoria.
-¿Y que haría
yo sin nadie que me peinara en esa gira?-digo intentando aparentar
estar bien. Con ese comentario consigo que los ojos de mi
impresionante estilista sonrían tambien.
Entonces llaman
a la puerta y entra un avox con una tarjeta. Nooria la lee y dice:
-Ariadna, debes
bajar a la planta 0, el Presidente quiere hablar contigo.
-¡Oh
no!-exclama Tiberius- ¡Pero llegaremos tarde! ¡Deberíamos irnos
ya!
-Calma
Tiberius, seguro que el tren os espera 10 minutos más si el
Presidente lo dice.-le contesta Orión, y Tiberius se limita a
resoplar y pasarse las manos por su pelo azul.
Así que bajo
con el avox en el ascensor a la planta 0, y entro en la sala que me
indica.
El Presidente
está sentado en una silla detrás de un escritorio.
-Tome asiento,
querida.-dice sonriendo. Parece que no está acostumbrado a sonreir,
porque le cuesta cierto trabajo.
Me siento en la
silla que hay justo enfrente suya.
-¿Qué quiere
de mí, señor Presidente?-le pregunto, con un tono nada respetuoso a
pesar de ser el Presidente.
-Solo hablar,
querida-dice pasando por alto mi tono de voz- Mis consejeros quieren
que me retire, quiere que Panem se rija por elecciones, ¿sabes? Por
supuesto que no lo sabes, ¿como lo ibas a saber? Pero con estos
Juegos quizás haya conseguido un poco más de tiempo.
¿Para qué me
cuenta esto?¿Qué quiere decir?
-Verás,
señorita Silver -continúa Snow- si mis consejeros o alguien se
enteraran de que he... digamos... movido algunos hilos en su favor,
me quitarían el puesto de inmediato, ¿entiendes?
-¿Usted... ha
hecho algo por mí?-le pregunto sin comprender
-Oh, sí,
querida, más de lo que crees.-dice riéndose- Permíteme que no te
conteste a la siguiente pregunta, no, no te voy a decir que he hecho
por ti. Solo quería advertirte: deberás tener bastante cuidado
cuando llegues a tu Distrito. Habrá cámaras grabándote esta noche
cuando llegues, aunque mañana ya se habrán ido. Y cuando vuelva
todo para la Gira de la Victoria también. A mí me queda hasta el
final de la Gira de la Victoria, entonces dimitiré y elegirán otro
presidente. Espero que hasta entonces me guardes las espaldas. Como
yo he hecho contigo. Aclarado esto, puedes retirarte.
-Espere un
momento-consigo decir completamente estupefacta- ¿como que guardarle
las espaldas?¿Que ha hecho usted por mí?
-Ya dije que no
contestaría a tu segundo pregunta. Respecto a la primera, ten
cuidado de lo que haces, y de quién puede estar mirándote. Eso es
todo.
Su tono de voz
no admite réplica, y cuando él se levanta, yo hago lo mismo aunque
de mala gana, le saludo con una inclinación de cabeza y me voy.
Tiberius está
esperando fuera.
-¡Vamos,
vamos, vamos!-dice cogiéndome de la mano y arrastrándome hacia el
ascensor- ¡Que ya vamos tarde! ¡Tengo que cambiar todo el planing
de hoy por esto! ¡No podemos retrasarnos más!
Llegamos a la
estación 15 minutos después, y en menos de otros 2 minutos el ten
ya está saliendo, y yo diciendo adiós desde una ventana (por orden
de Tiberius) a la gente del Capitolio que me mira desde la calle.
Cuando todo
pasa, me siento en un sofá y me quedo pensando en lo que ha dicho el
Presidente Snow, mientras vuelvo a juguetear de forma inconsciente el
anillo de Shail.
-Ariadna, -me
dice Nooria apareciendo por la puerta un rato después- Tiberius
quiere que te diga que ha conseguido que el tren vaya un poco más
rápido y llegaremos incluso antes de lo esperado.
-Muy propio de
Tiberius, el día que llegue tarde creo que morirá del susto.-saber
que llegaré en unas horas a casa me deja mucho más relajada y
dispuesta a las bromas típicas en mí.
-También he
venido a traerte esto-dice Nooria cuando termina de reirse- Me lo dio
Samatha antes de despedirse para que te lo diera. Creo que tiene una
nota dentro.-me tiende un paquete envuelto en papel brillante, aunque
por la forma parece un libro.
-Gracias
Nooria.
-No hace falta
que las des, el regalo es de Samantha.
-No, no es por
esto. Es más bien por todo, me ayudaste mucho desde el
principio.-Nooria sonríe, me aprieta el hombro y se va hacia el otro
vagón.
Yo me levanto y
voy por la otra puerta, hacia mi cuarto. Llego y me tumbo en la cama
y abro el regalo de Samantha. Es una caja rectangular de color caoba,
con unas grandes letras donde pone 'Ariadna' escritas con una especia
de purpurina naranja. Abro la caja y encuentro dos pequeños libros
uno encima de otro: uno parece una obra de teatro, como esas que
hacen los pequeños en la escuela, pero mucho mejor; y el otro
parecen cuentos. También hay una nota:
-Mi querida
Ariadna,
te dejo todo
esto para que te acuerdes de mí. Esos libros que tienes ahí, son
una obra de teatro griega y una recopilación de mitos romanos, la
versión original de ambos tiene siglos de antigüedad. Yo los leí
con tu edad y en cierto modo me ayudaron y me gustaron mucho, espero
que a ti también te gusten. Me tomé la libertad de escoger el
naranja como color para las letras de la caja, porque creo que es un
color que te define bien: fuerte, viva, alegre. Y porque, seamos
sinceras, a una chica tan asombrosamente pelirroja como tu, ¿qué
otro color le iba a escoger? En el fondo de la caja, hay un sobre con
fotos de momentos de tu preparación aquí en el Capitolio, Orión es
muy aficionado a la fotografía, ¿lo sabías? Creo que tiene cámaras
puestas en todas las salas de preparación, aunque no lo admita.
Bueno niña, antes de despedirme, una cosa más. Supongo que has
vividos experiencias que querrías olvidar, pero espero que jamás
olvides una cosa: todos, absolutamente todos, tenemos luz y oscuridad
en nuestro interior pero lo importante es que parte elegimos
potenciar, porque eso es lo que dice quién somos realmente. Y ahora
sí, me despido de ti, niña.
Con
muchísimo amor y cariño, y esperando que puedas ser feliz durante
mucho tiempo, tu estilista, Samantha.
Miro el sobre que hay en la caja, y voy sacando las
fotos que hizo Orión:
Hay una en la que mi equipo de preparación me está
arreglando, otra de Samantha pintándome, en otra salimos Alsan y yo
hablando antes de la primera entrevista con Connor, en otra salimos
todos sentados en el sofá, supongo que viendo las puntuaciones, otra
es de la noche antes de la Arena: los dos dormidos en el salón
agarrados de las manos, otra mía con el vestido de la entrevista de
ganadora, y otra de lo que supongo que fue esta noche, yo tumbada en
el salón en el puf, mirando hacia la cristalera, pero ya dormida, y
en mi mano brilla el anillo de Shail donde se reflejan las luces de
la ciudad. Son todas preciosas. Se me inundan los ojos de lágrimas,
y esta vez, no son de tristeza.
Paso el resto del día leyendo un poco y hablando con
Nooria y Tiberius y pronto llegamos a mi Distrito.
Lo primero que veo al bajar del tren son cámaras,
montones de cámaras enfocándome, bajo fingiendo una sonrisa y veo a
mi familia.
Mi madre está abrazada a mi padre, con lágrimas en los
ojos, y Henry, oh Henry, cuanto lo había echado de menos, Henry
estaba de pie mirándome, y en una fracción de segundo nos
entendimos. Él abrió los brazos, y yo fui corriendo a abrazarle. Al
momento se unieron al abrazo mis padres. Le tendría que pedir una
foto de este momento a Orión, que seguro que le hará una a la tele
ahora mismo. Los agentes de paz me obligan a separarme de ellos y me
llevan al Edificio de Justicia, prometiéndome que en un rato volveré
a estar con ellos, pero que tiene órdenes del Presidente de que
entre en el Edificio. Así que me dejo arrastrar hasta allí.
Me vuelven a dejar en la misma sala que tras la Cosecha
y espero.
Entonces se abre la puerta y yo creo estar en un sueño.
No es posible. Sin embargo, ahí está. Se me inundan los ojos de
lágrimas. ¿Cómo puede ser esto verdad? Se supone que está muerto.
-Ariadna...-dice viniendo hacia mí.
Corro hacia él y lo abrazo muy fuerte, para saber que
no es un fantasma ni una ilusión.
-Alsan... ¿Cómo... cómo es posible?Estabas...
estabas...
-No estaba muerto Ari, déjame explicártelo, ¿vale?
Nos sentamos en el sofá y comienza a explicar:
-A ver, poco después de que te pidiera que te
marcharas, caí al suelo y quedé inconsciente. Cuando desperté,
estaba en un hospital. El Presidente en persona vino a hablar
conmigo. Me dijo que estaba en un hospital privado que había pagado
él, y me contó que, a pesar de todo esto de los Juegos, él se
sentiría culpable si nos dejaba morir, que, de hecho, en unos meses
iba a dimitir, que solo seguiría el tiempo necesario para arreglar
unos asuntos. Y que había decidido salvarme la vida, que lo decidió
desde aquella noche antes de los Juegos que nos vio por las cámaras
de seguridad. Me dijo que veía muy seguro que tú ibas a ganar, así
que me salvó, me recogió de la Arena fingiendo que estaba muerto y
me operaron en aquel hospital. Y me trajo aquí, habló con tu
familia y con la mía, y les rogó que no dijeran nada, que fingieran
que yo había muerto en los Juegos, tal y como debería haber
sucedido. Ví el final de los Juegos y tu entrevista desde casa. Y
aquí estoy ahora.
Y sin poder esperar ni un momento más, aún con las
lágrimas que caen por mis mejillas, le beso. Y estamos mucho tiempo
besándonos.
Ahora entiendo lo que decía el Presidente Snow, ahora
entiendo que fue lo que hizo por mí y porque debo guardarle la
espalda. Y sin lugar a dudas, no dejare que nadie del Capitolio
descubra que Alsan sigue vivo. Protegeré a Snow, porque el ha
protegido lo más importante que tengo en este mundo.
Holiii, bueno que decirte Ce, Ya sabes quw soy mojabragas oficial de tu blog, pero es fantastico y nada esperado. QUIERO EPILOGO YA. Te quiero magnificaa
ResponderEliminarBesos: Celius.
Oooooh Celius :3 Gracias jajaja Y no te preocupes que ahora mismo subo el epílogo ;)
ResponderEliminarMARAVILLOSO BLOG
ResponderEliminarVisita el mio! http://myanimalcrossing3ds.blogspot.com.es/