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domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo 26

Aquí os traigo el último capítulo de Los Primeros Juegos del Hambre. Espero de todo corazón que os guste. Aún así, tengo que subir un epílogo, no tardaré mucho porque ya está escrito.
Como siempre, comentad si queréis. Que la suerte esté siempre de vuestra parte :3




-Buenos días, señorita Ariadna. ¿Ha dormido usted bien en el suelo?-dice Tiberius entre risas cuando abro los ojos. Le sonrío y me levanto después de asentir con la cabeza.-Deberías estar contenta, hoy por fin vuelves a casa.
-¿Sí?¿Hoy cogemos el tren de vuelta?-pregunto incrédula.
-Exacto. De hecho deberías desayunar algo y vestirte, porque saldremos pronto para no llegar allí muy tarde.

Cojo una magdalena de chocolate de la mesa del comedor y me la como por el camino a mi cuarto. Una vez allí me visto con unas mallas negras y una camiseta verde. Cuando me miro en el espejo para ver como esta mi pelo, me doy cuenta que son las mismas mallas con las que Alsan me miro el culo uno de los primeros días así. Oh Dios, parece que eso fue en otra vida. La felicidad que sentía por volver a casa, se ha desvanecido. “Venta Ariadna,”-me digo a mi misma- “todo acabará pronto, por fin volverás a casa”

Salgo de mi habitación y veo que están todos allí reunidos en el sofá: Tiberius, Nooria, Samantha y Orión.
-¿Con que ya te vas?-dice Orión sonriendo- Te despedirás antes, ¿no?
-Por supuesto que sí-digo sonriéndoles. Y uno a uno se van levantándome y abrazándome.
-Tiberius y yo iremos en el tren contigo.-dice Nooria- Y ya una vez en tu Distrito te quedarás con tu familia.
-Pero no te preocupes, que volveremos a vernos-dice Samantha, aunque sus ojos no acompañan la sonrisa que lleva, como si no le gustara lo que dice- Dentro de unos meses será la Gira de la Victoria.
-¿Y que haría yo sin nadie que me peinara en esa gira?-digo intentando aparentar estar bien. Con ese comentario consigo que los ojos de mi impresionante estilista sonrían tambien.

Entonces llaman a la puerta y entra un avox con una tarjeta. Nooria la lee y dice:
-Ariadna, debes bajar a la planta 0, el Presidente quiere hablar contigo.
-¡Oh no!-exclama Tiberius- ¡Pero llegaremos tarde! ¡Deberíamos irnos ya!
-Calma Tiberius, seguro que el tren os espera 10 minutos más si el Presidente lo dice.-le contesta Orión, y Tiberius se limita a resoplar y pasarse las manos por su pelo azul.
Así que bajo con el avox en el ascensor a la planta 0, y entro en la sala que me indica.
El Presidente está sentado en una silla detrás de un escritorio.

-Tome asiento, querida.-dice sonriendo. Parece que no está acostumbrado a sonreir, porque le cuesta cierto trabajo.
Me siento en la silla que hay justo enfrente suya.
-¿Qué quiere de mí, señor Presidente?-le pregunto, con un tono nada respetuoso a pesar de ser el Presidente.
-Solo hablar, querida-dice pasando por alto mi tono de voz- Mis consejeros quieren que me retire, quiere que Panem se rija por elecciones, ¿sabes? Por supuesto que no lo sabes, ¿como lo ibas a saber? Pero con estos Juegos quizás haya conseguido un poco más de tiempo.
¿Para qué me cuenta esto?¿Qué quiere decir?
-Verás, señorita Silver -continúa Snow- si mis consejeros o alguien se enteraran de que he... digamos... movido algunos hilos en su favor, me quitarían el puesto de inmediato, ¿entiendes?
-¿Usted... ha hecho algo por mí?-le pregunto sin comprender
-Oh, sí, querida, más de lo que crees.-dice riéndose- Permíteme que no te conteste a la siguiente pregunta, no, no te voy a decir que he hecho por ti. Solo quería advertirte: deberás tener bastante cuidado cuando llegues a tu Distrito. Habrá cámaras grabándote esta noche cuando llegues, aunque mañana ya se habrán ido. Y cuando vuelva todo para la Gira de la Victoria también. A mí me queda hasta el final de la Gira de la Victoria, entonces dimitiré y elegirán otro presidente. Espero que hasta entonces me guardes las espaldas. Como yo he hecho contigo. Aclarado esto, puedes retirarte.
-Espere un momento-consigo decir completamente estupefacta- ¿como que guardarle las espaldas?¿Que ha hecho usted por mí?
-Ya dije que no contestaría a tu segundo pregunta. Respecto a la primera, ten cuidado de lo que haces, y de quién puede estar mirándote. Eso es todo.
Su tono de voz no admite réplica, y cuando él se levanta, yo hago lo mismo aunque de mala gana, le saludo con una inclinación de cabeza y me voy.

Tiberius está esperando fuera.
-¡Vamos, vamos, vamos!-dice cogiéndome de la mano y arrastrándome hacia el ascensor- ¡Que ya vamos tarde! ¡Tengo que cambiar todo el planing de hoy por esto! ¡No podemos retrasarnos más!

Llegamos a la estación 15 minutos después, y en menos de otros 2 minutos el ten ya está saliendo, y yo diciendo adiós desde una ventana (por orden de Tiberius) a la gente del Capitolio que me mira desde la calle.

Cuando todo pasa, me siento en un sofá y me quedo pensando en lo que ha dicho el Presidente Snow, mientras vuelvo a juguetear de forma inconsciente el anillo de Shail.
-Ariadna, -me dice Nooria apareciendo por la puerta un rato después- Tiberius quiere que te diga que ha conseguido que el tren vaya un poco más rápido y llegaremos incluso antes de lo esperado.
-Muy propio de Tiberius, el día que llegue tarde creo que morirá del susto.-saber que llegaré en unas horas a casa me deja mucho más relajada y dispuesta a las bromas típicas en mí.
-También he venido a traerte esto-dice Nooria cuando termina de reirse- Me lo dio Samatha antes de despedirse para que te lo diera. Creo que tiene una nota dentro.-me tiende un paquete envuelto en papel brillante, aunque por la forma parece un libro.
-Gracias Nooria.
-No hace falta que las des, el regalo es de Samantha.
-No, no es por esto. Es más bien por todo, me ayudaste mucho desde el principio.-Nooria sonríe, me aprieta el hombro y se va hacia el otro vagón.

Yo me levanto y voy por la otra puerta, hacia mi cuarto. Llego y me tumbo en la cama y abro el regalo de Samantha. Es una caja rectangular de color caoba, con unas grandes letras donde pone 'Ariadna' escritas con una especia de purpurina naranja. Abro la caja y encuentro dos pequeños libros uno encima de otro: uno parece una obra de teatro, como esas que hacen los pequeños en la escuela, pero mucho mejor; y el otro parecen cuentos. También hay una nota:
-Mi querida Ariadna,
te dejo todo esto para que te acuerdes de mí. Esos libros que tienes ahí, son una obra de teatro griega y una recopilación de mitos romanos, la versión original de ambos tiene siglos de antigüedad. Yo los leí con tu edad y en cierto modo me ayudaron y me gustaron mucho, espero que a ti también te gusten. Me tomé la libertad de escoger el naranja como color para las letras de la caja, porque creo que es un color que te define bien: fuerte, viva, alegre. Y porque, seamos sinceras, a una chica tan asombrosamente pelirroja como tu, ¿qué otro color le iba a escoger? En el fondo de la caja, hay un sobre con fotos de momentos de tu preparación aquí en el Capitolio, Orión es muy aficionado a la fotografía, ¿lo sabías? Creo que tiene cámaras puestas en todas las salas de preparación, aunque no lo admita. Bueno niña, antes de despedirme, una cosa más. Supongo que has vividos experiencias que querrías olvidar, pero espero que jamás olvides una cosa: todos, absolutamente todos, tenemos luz y oscuridad en nuestro interior pero lo importante es que parte elegimos potenciar, porque eso es lo que dice quién somos realmente. Y ahora sí, me despido de ti, niña.
Con muchísimo amor y cariño, y esperando que puedas ser feliz durante mucho tiempo, tu estilista, Samantha.

Miro el sobre que hay en la caja, y voy sacando las fotos que hizo Orión:
Hay una en la que mi equipo de preparación me está arreglando, otra de Samantha pintándome, en otra salimos Alsan y yo hablando antes de la primera entrevista con Connor, en otra salimos todos sentados en el sofá, supongo que viendo las puntuaciones, otra es de la noche antes de la Arena: los dos dormidos en el salón agarrados de las manos, otra mía con el vestido de la entrevista de ganadora, y otra de lo que supongo que fue esta noche, yo tumbada en el salón en el puf, mirando hacia la cristalera, pero ya dormida, y en mi mano brilla el anillo de Shail donde se reflejan las luces de la ciudad. Son todas preciosas. Se me inundan los ojos de lágrimas, y esta vez, no son de tristeza.

Paso el resto del día leyendo un poco y hablando con Nooria y Tiberius y pronto llegamos a mi Distrito.
Lo primero que veo al bajar del tren son cámaras, montones de cámaras enfocándome, bajo fingiendo una sonrisa y veo a mi familia.
Mi madre está abrazada a mi padre, con lágrimas en los ojos, y Henry, oh Henry, cuanto lo había echado de menos, Henry estaba de pie mirándome, y en una fracción de segundo nos entendimos. Él abrió los brazos, y yo fui corriendo a abrazarle. Al momento se unieron al abrazo mis padres. Le tendría que pedir una foto de este momento a Orión, que seguro que le hará una a la tele ahora mismo. Los agentes de paz me obligan a separarme de ellos y me llevan al Edificio de Justicia, prometiéndome que en un rato volveré a estar con ellos, pero que tiene órdenes del Presidente de que entre en el Edificio. Así que me dejo arrastrar hasta allí.
Me vuelven a dejar en la misma sala que tras la Cosecha y espero.

Entonces se abre la puerta y yo creo estar en un sueño. No es posible. Sin embargo, ahí está. Se me inundan los ojos de lágrimas. ¿Cómo puede ser esto verdad? Se supone que está muerto.
-Ariadna...-dice viniendo hacia mí.
Corro hacia él y lo abrazo muy fuerte, para saber que no es un fantasma ni una ilusión.
-Alsan... ¿Cómo... cómo es posible?Estabas... estabas...
-No estaba muerto Ari, déjame explicártelo, ¿vale?

Nos sentamos en el sofá y comienza a explicar:
-A ver, poco después de que te pidiera que te marcharas, caí al suelo y quedé inconsciente. Cuando desperté, estaba en un hospital. El Presidente en persona vino a hablar conmigo. Me dijo que estaba en un hospital privado que había pagado él, y me contó que, a pesar de todo esto de los Juegos, él se sentiría culpable si nos dejaba morir, que, de hecho, en unos meses iba a dimitir, que solo seguiría el tiempo necesario para arreglar unos asuntos. Y que había decidido salvarme la vida, que lo decidió desde aquella noche antes de los Juegos que nos vio por las cámaras de seguridad. Me dijo que veía muy seguro que tú ibas a ganar, así que me salvó, me recogió de la Arena fingiendo que estaba muerto y me operaron en aquel hospital. Y me trajo aquí, habló con tu familia y con la mía, y les rogó que no dijeran nada, que fingieran que yo había muerto en los Juegos, tal y como debería haber sucedido. Ví el final de los Juegos y tu entrevista desde casa. Y aquí estoy ahora.

Y sin poder esperar ni un momento más, aún con las lágrimas que caen por mis mejillas, le beso. Y estamos mucho tiempo besándonos.
Ahora entiendo lo que decía el Presidente Snow, ahora entiendo que fue lo que hizo por mí y porque debo guardarle la espalda. Y sin lugar a dudas, no dejare que nadie del Capitolio descubra que Alsan sigue vivo. Protegeré a Snow, porque el ha protegido lo más importante que tengo en este mundo.

3 comentarios:

  1. Holiii, bueno que decirte Ce, Ya sabes quw soy mojabragas oficial de tu blog, pero es fantastico y nada esperado. QUIERO EPILOGO YA. Te quiero magnificaa
    Besos: Celius.

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  2. Oooooh Celius :3 Gracias jajaja Y no te preocupes que ahora mismo subo el epílogo ;)

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  3. MARAVILLOSO BLOG
    Visita el mio! http://myanimalcrossing3ds.blogspot.com.es/

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